La primera tarea de la educación es agitar la vida, pero dejarla libre para que se desarrolle. La mente es igual que un paracaídas, solo funciona si se abre. La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo. Educar en la igualdad y el respeto es educar contra la violencia. Abrid escuelas y se cerrarán cárceles. Lo maravilloso de aprender algo, es que nadie puede arrebatárnoslo.

María Montessori

La primera tarea de la educación es agitar la vida, pero dejarla libre para que se desarrolle.

Albert Einstein

La mente es igual que un paracaídas, solo funciona si se abre.

Nelson Mandela

La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo.

Benjamín Franklin

Educar en la igualdad y el respeto es educar contra la violencia.

Concepción Arenal

Abrid escuelas y se cerrarán cárceles.

B.B. King

Lo maravilloso de aprender algo, es que nadie puede arrebatárnoslo.

DOÑA JACINTA MARTÍNEZ DE SICILIA Y SANTA CRUZ, LA “DUQUESA DE LA VICTORIA”

Nació en Logroño el 16 de agosto de 1811.

Pasó su juventud en su casa de la calle Ruavieja, número 19, un edificio del siglo XVI, donde actualmente se ubica el restaurante “La Reja Dorada”.

Su padre, rico comerciante, le dejó, en su temprana muerte, una considerable fortuna.

Conoció al General Baldomero Espartero cuando estaba destinado en Pamplona, después de ser puesto en libertad tras su encarcelamiento en el Virreinato de Perú por los seguidores de Simón Bolívar, en la guerra de independencia de las colonias americanas.


Contrajeron matrimonio el día 13 de septiembre de 1827. Ella contaba con 16 años, él 34.

A pesar de esa diferencia de edad, siempre ejerció una notable influencia sobre su esposo, de tal forma que éste no tomaba una decisión importante sin consultarla con ella, como así lo atestiguan las doscientas cuarenta y dos cartas recopiladas por el Conde de Romanones en su libro “Espartero, el General del pueblo”

Mujer de gran cultura para su época, su figura se ve desdibujada por la de su esposo, del cual adquiere el título de Duquesa de la Victoria, cuando el General fue nombrado Duque después de que, fruto de las negociaciones con el General carlista Maroto, se llegase al final de la guerra civil con el Convenio de Vergara el 31 de agosto de 1839.

Vivieron el el Palacio de la Plaza de San Agustín, actualmente Museo de La Rioja, un edificio barroco del siglo XVIII, donde falleció, sin dejar descendencia el 25 de junio de 1878.

Sus restos reposan, junto a los del General Espartero, en la Catedral de la Redonda de Logroño, en un mausoleo realizado por Juan Samsó en 1888.